martes, 12 de abril de 2011

Mano a mano con becquer

12/04/2011 ISABEL Agüera Espejo

¿Qué es poesía? dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. /
¿Y tú me lo preguntas? No, señor Bécquer, yo no lo pregunto, yo, ¿te
acuerdas cuando de pequeñita escribía aquellos versos que decían: Era
mi casa un panal, era mi vida un sueño, era-? (qué cursi, ¿no?) Pues
sí, aquí en Córdoba, Cosmopoétíca, poetas del mundo en nuestra ciudad.
Y ya ves, yo conversando contigo, tras ciento cuarenta y un años de tu
muerte, contigo, romántico tardío --dicen-- y que... Volverán las
oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar, /y, otra vez,
con el ala a sus cristales / jugando llamarán. Al alero de mi terraza
siguen llamando, como lo sigue cada año la primavera, y yo repito tus
versos y no te pregunto qué es poesía; lo sé. Poesía son tus palabras
que en silencio hacen que me sienta querida, mejor persona,
transcendente, universal, casi etérea, casi divina. Poesía son tus
palabras, más que escritas --la mejor poesía escrita es aquella que no
se escribe-- sentidas, vividas al hilo de un éxtasis cósmico,
existencial, palabras nacidas para dar fe de que no hay universidad
válida para conceder título de poeta, sino que, más que palabras, son
actos porque no es el ruido el que determina quiénes, como tú, son
poetas de pura cepa. Tus versos, sí, que, como lira de un apasionado
amante, se escuchan, más que se leen, al oído y hacen temblar al alma.
Qué hermoso es tras la lluvia /del triste otoño en la azulada tarde /
de las húmedas flores el perfume aspirar... Amigos cosmopoéticos: mi
admiración y cariño. Con mis palabras, tal vez fuera del contexto de
vuestra poesía, quiero sumarme a ese coro de voces y, alzando mi copa
degustar en bares y tabernas de nuestra ciudad el singular cóctel
vino-poesía. Pero permitirme la libertad de seguir sintiéndome
becqueriana y que termine repitiendo lo que en el alma ansío: Por un
beso, yo no sé qué te diera por un beso.

*Maestra y escritora

1 comentario:

paqui dijo...

Fuiste una buena hija,
fuiste una gran hermana,
eras una gran mujer.
Te enseñaron a coser,
te enseñaron a zurcir,
nadie te enseño a escribir,
nadie te enseño a leer,

Y llegaron los amores,
muy joven tu casaste,
en tiempos de guerra y paz.
Fueron llegando los hijos
unos salieron pa'lante.
otros quedaron atras.
¡ahi! como me duele el alma.
que no me puedo callar...
Cuantos dias de acitunas,
hasta los huesos calá
al anochecer llegabas,
para darles de comer
y no les faltara ná.

Desde mi humilde morada
yo te quiero recordar;
Me quedo con tu mirada,
limpia, profunda, sincera,
con tu gran honestidad,.
Con tu voz, con tu sonrisa,
con esos sabios consejos,
que tu me sabias dar.
Y tus manos tan bonitas,
de altiva aceitunera,
de esa raza que desciendes,
Molleja Cerezo, eras,
¡Se puede ser algo mas!

Cuando mi tarde oscurezca,
y vuelva a Villa del Rio,
En tu casa llamare,
nadie me abrira la puerta,
porque la que me la abria,
Se fue yendo despacito,
en silencio de puntilla,
no queria molestar.
casi con noventa años,
Ana maria ya no estas.
Autor.
Francisca Molleja Agudo