viernes, 24 de diciembre de 2010

martes, 21 de diciembre de 2010

Escenarios de soledad

 
21/12/2010 ISABEL Agüera
 
Octogenario, cargado de dolores e impotencias, vivía solo en casa de vecinos de un viejo barrio, él. Cada mañana, en invierno y verano, doblado sobre un arcaico bastón, salía cada día. En idénticas condiciones, ella, arrastrando un carrito andador, lo más aseada que alcanzaban sus menguadas capacidades, también salía. Ambos tenían como fin un destino común: la Caja de Ahorros del barrio. Allí, sentados, con el beneplácito del personal, pasaban las horas uno junto al otro en silencio, viviendo en complicidad el aire acondicionado en los rigores del verano y la calefacción en los helados inviernos. El un día faltó. Ella, limpiándose los ojos con un pañuelo amarillento, repetía: Se ha muerto; ha sido de pronto. Y a partir de aquel día, ella, a rastras con su andador, llegaba puntual y, entre sus manos, sin fallar ni un solo día, una florerilla cualquiera que colocaba en la silla vacía de él y por su mente un solo pensamiento: ¿Quién se encargaría de que no faltara la flor cuando ella se fuera? Plazas, jardines, y a veces, una Caja de Ahorros, escenarios elegidos por los ancianos para rastrear en el silencio de árboles, pájaros, flores, fuentes- una vida silenciada por los años pero que, como cálido rescoldo, avientan con el único soplo que les queda: el recuerdo de lo que fue. ¡Cuánta soledad cerca de nosotros! Rozando nuestros pasos, que caminan siempre en imparables urgencias, están ellos, con sus achaques, recuerdos, dolores, rigores, con sus problemas también y sobre todo con su tremenda soledad, pocas veces entendida y pocas veces remediada por los que, en mejores condiciones, nos creemos el ombligo del mundo. Próximas las Navidades, tiempo de nostalgias infinitas, hagamos de nuestros hogares escenarios privilegiados para nuestros mayores. Ellos lo dieron todo. Devolvámosles, al menos por una noche, amor y compañía.
 
* Maestra y escritora
 
 
 

viernes, 17 de diciembre de 2010

Felicitaciones de Isabel Agüera

Querido amigo/a: Mi recuerdo muy especial en estas fechas y mi deseo de un nuevo año cargado de paz y amor para todos. Mi felicitación, una sencilla composición en la que, como no podía ser de otra manera, reivindico atención y reflexión a los niños y sobre los niños. Son lo mejor que tenemos. Un abrazo muy especial también. Isabel


jueves, 16 de diciembre de 2010

Yo soy maestra y punto

08/12/2010 ISABEL AGÜERA

Sin reparos y a boca llena lo repetían dos maestros de toda la vida.
¡Ya está bien de llamarnos maestros; somos profesores! Ni una palabra
que quitar o poner. Sencillamente, algo así como un sentimiento de
pena. Es innegable que para muchos maestros, la palabra profesor es,
en el terreno titulesco, como de más alto ´standing´, ya que
confesarse maestros a secas resulta un término menor o como una
evocación nostálgica a manidas batas blancas, canturreos, pizarras,
etc. ancestrales. ¡Bravo, bravísimo! ¡Así se habla! ¡Son ustedes unos
señores profesores! Pero no queda ahí la cosa sino que una linda
estudiante me escribe y me dice textualmente: Soy alumna de la
Facultad de Ciencias de la Educación en la que me gradúo para
profesora de Educación Infantil, etc. Y, claro, interiormente,
traduzco: estudia para maestra. ¡Vueltas y más vueltas para evitar una
de las palabras más hermosas que existen: maestro/a!

Y es que, sobre todo de cara a muchos jóvenes, la palabra maestro va
de la mano de una serie de desvaluaciones sociales que se corresponden
con la cultura, economía, sociedad de tiempos pasados pero que ni tan
siquiera entonces dejaba de ser, no solo una vocación, que para muchos
era sinónima de apostolado religioso, sino que siempre ha sido y será
un arte, una facultad, una compleja profesión en la que el mayor bien
de los seres humanos pasa por sus manos: el futuro.

Educar es como tallar un alma, buscando que en ella resplandezca la
belleza en todo su magnificencia, y para ello se precisa, mucho
trabajo, gran inteligencia, creatividad, paciencia, formación y un
gran amor.

Un maestro de la escultura, me dedicó una preciosa talla en madera que
tituló, Madre y Maestra. Creo que no hay dúo de palabras más perfecto
y bello. Por eso luce en lugar preferente de mi casa y por eso,
profesionalmente, me defino como maestra y punto.

martes, 7 de diciembre de 2010

Tambien hay curas santos

07/12/2010 ISABEL Agüera

Era una noche muy negra de tormenta, cuando la "catalana" aterrizó por
fin en la aldea de Fuente Carreteros. Un puñado de gente, apontocada
en los quicios de las cuatro casas cercanas, se apiñó al chirriar de
frenos, repique, no obstante de campanas, que evidenciaban al fin, la
llegada de la nueva maestra. Era mi primera escuela, y era casi una
niña asustada que con rechinar de dientes fui acogida con clamor de
vítores y palmas. El primero en acercarse y allanarme la llegada fue
él: un cura joven que, también en su primer destino, me tendía una
mano: Pepe Pérez Galisteo. Tranquila. Y medio en borondillos me
transportaron a su iglesita, situada en el centro de cuatro
destartaladas y oscuras calles. Sólo recordando mi estancia en la
aldea, sus silencios, sus olores, su gente, sus niños y sobre todo su
cura, puedo dar fe de que he vivido. Hoy, aquel cura, ha muerto y ha
tenido que pasar algún tiempo para que pueda serenamente recordarlo en
palabras. Muchas veces me he repetido que a la hora de mi muerte
quisiera tenerlo a él a mi lado, pero me cogió la delantera y se fue
como vivió: sin hacer ruido. Y ahora me queda aquella fragancia a
rosas que despiden los santos. ¡Cuántas veces fui testigo oculto de
cómo se quedaba sin comer para dar su comida a los pobres! ¡Cuántas
horas pasaba cada día junto a los enfermos! ¡Cuánta humildad,
sencillez y amor se percibía en su cercanía! Que lo diga la gente de
aquella, hoy histórica, aldea. Que lo digan los enfermos de Reina
Sofía donde tantos años fue capellán. Que lo digan sus feligreses de
Monturque y los de la parroquia Virgen del Camino. Santo canonizable
para el que reivindico que su nombre se rotule en aquellos lugares por
donde pasó. Por mi parte no tengo que erigirlo en monumento alguno
porque él sigue vivo y como el santo que era instalado en la placita
de mi corazón.

* Maestra y escritora

domingo, 5 de diciembre de 2010

Preguntas sobre Sebastian Montes y Pepi Manta.

hace unos meses pregunte si el imaginero sebastian montes si podia se familia de sebastian montes meñaca y solo recibí la callada por respuesta.

tambien requerí si la señorita pepi mantas es hija de pedro mantas cantero.espero esta vez una respuesta; gracias
jose sarria luque, un villarense.
 
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