miércoles, 11 de mayo de 2011

Pena de muerte

11/05/2011 ISABEL Agüera

Tras leer montones de artículos, escuchar tertulias y opiniones de
todos los colores, me atrevo hoy a reflexionar en voz alta algo que me
cuesta digerir y que humildemente expongo, consciente de que ni por
cultura, ni por formación política, ni por nada, seguramente, estoy
capacitada para hacerlo, aunque hay un pequeño matiz que me impulsa,
no obstante, a ello y así poner palabras a esa voz que habla a todos
del bien y del mal: la condición de ser humano por encima de todo. Hay
un mandamiento, que escuetamente dice, sin posibles interpretaciones,
no matarás. Y alguien, que no recuerdo, dijo: matar a una persona por
defender un ideal no es defender un ideal: es matar una persona. No
creo que nadie sospeche siquiera de mi repudia más absoluta hacia el
terrorismo y hacia los que lo practican o toleran pero, si más de dos
tercios de los países del mundo han abolido la pena de muerte, se
supone, supongo que no es precisamente de cara a los santos y
pacíficos ciudadanos, sino para todos, sin excepción. Y ahora resulta
que nos alegramos, que festejamos, que aplaudimos, como una gran
victoria, la ejecución de un ser humano, de dos de sus hijos, nietos,
etc. Condeno de forma rotunda --repito-- a todos los Goliat vengan de
donde vengan. Pero, dando por descontada esta obviedad, las noticias
estrellas de estos días me dejan perpleja. Sí, porque la palabra matar
nos va sonando como a broma, y ya la he oído hasta en boca de niños.
En fin, que no, que me uno al coro de voces que hablan del primor de
coger vivos a los criminales, juzgarlos y condenarlos. Pero si este
mundo va camino de justificar la tortura, la mentira, si va camino de
matar y aplaudir a los verdugos, a los chistosos que usan la palabra
ma-to, mejor huir de él. No sé a dónde, pero huir. La pena de muerte
es signo peculiar de la barbarie. Lo dijo Víctor Hugo.

* Maestra y escritora

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La caza de Bin Laden se llamó “operación Jerónimo”: ¿en recuerdo al exterminio de los indios americanos?
Barack Obama ha disparado su popularidad en once puntos, arrastrando sin duda la admiración de algunos sectores del integrismo norteamericano. Está mucho más cerca de su reelección. Cada información que se recibe apuntala más la ejecución sumaria de una persona indefensa. Que Bin Laden era un criminal sanguinario está fuera de discusión. ¿Es un precedente para santificar la tortura y permitir el asesinato de estado? ¿Zapatero puede estar contento desde posiciones democráticas con esta barbarie?
Hay, casi, que justificarse y pedir perdón por condenar la iniciativa de Barack Obama y calificarla como guerra sucia o terrorismo de Estado. Estábamos acostumbrados a los “asesinatos selectivos de Israel” y al silencio cómplice norteamericano. Sabemos la historia de la CIA y de los servicios secretos norteamericanos desde la voladura del Maine, en la bahía de La Habana hasta la ejecución de Bin Laden. Conocemos las cárceles y los vuelos secretos de la CIA. Las torturas de Abú Grahib y de Guantánamo.
Es una trayectoria histórica que ha conducido a la ejecución sumaria de Bin Laden: no querían gestionar su detención y decidieron su eliminación.
Algunos pensábamos que después del discurso de la Universidad de El Cairo y de algunos gestos, Barack Obama era distinto de sus antecesores en la gestión de los derechos humanos. Si lo era, lo ha devorado la Casa Blanca.

El presidente norteamericano ha traspasado, según todas las evidencias, la línea roja de ordenar un asesinato. El segundo será más fácil…. ¿Por qué no devuelve el premio Nóbel de la Paz, sería por lo menos un poco coherente? Aunque pensándolo bien, otros como él también lo tienen.

El mundo civilizado no puede abjurar de sus principios éticos más elementales por razones de oportunidad. Y quien guarde silencio o apoye esta obscenidad, es sencillamente cómplice.
El compromiso intelectual obliga a levantar la voz contra toda barbarie: yo estoy chillando, desde el primer momento, que esto es una indecencia que levanta las bajas pasiones de un pueblo que está reivindicando con la “operación Jerónimo”, simbólicamente, el exterminio del pueblo indio. No han avanzado nada en ética, aunque sean unos bárbaros de la ciencia y la tecnología. El Far West no está tan lejos. Y la ley del talión y los linchamientos, tampoco. Carlos Carnicero

Anónimo dijo...

La caza de Bin Laden se llamó “operación Jerónimo”: ¿en recuerdo al exterminio de los indios americanos?
Barack Obama ha disparado su popularidad en once puntos, arrastrando sin duda la admiración de algunos sectores del integrismo norteamericano. Está mucho más cerca de su reelección. Cada información que se recibe apuntala más la ejecución sumaria de una persona indefensa. Que Bin Laden era un criminal sanguinario está fuera de discusión. ¿Es un precedente para santificar la tortura y permitir el asesinato de estado? ¿Zapatero puede estar contento desde posiciones democráticas con esta barbarie?
Hay, casi, que justificarse y pedir perdón por condenar la iniciativa de Barack Obama y calificarla como guerra sucia o terrorismo de Estado. Estábamos acostumbrados a los “asesinatos selectivos de Israel” y al silencio cómplice norteamericano. Sabemos la historia de la CIA y de los servicios secretos norteamericanos desde la voladura del Maine, en la bahía de La Habana hasta la ejecución de Bin Laden. Conocemos las cárceles y los vuelos secretos de la CIA. Las torturas de Abú Grahib y de Guantánamo.
Es una trayectoria histórica que ha conducido a la ejecución sumaria de Bin Laden: no querían gestionar su detención y decidieron su eliminación.
Algunos pensábamos que después del discurso de la Universidad de El Cairo y de algunos gestos, Barack Obama era distinto de sus antecesores en la gestión de los derechos humanos. Si lo era, lo ha devorado la Casa Blanca.

El presidente norteamericano ha traspasado, según todas las evidencias, la línea roja de ordenar un asesinato. El segundo será más fácil…. ¿Por qué no devuelve el premio Nóbel de la Paz, sería por lo menos un poco coherente? Aunque pensándolo bien, otros como él también lo tienen.

El mundo civilizado no puede abjurar de sus principios éticos más elementales por razones de oportunidad. Y quien guarde silencio o apoye esta obscenidad, es sencillamente cómplice.
El compromiso intelectual obliga a levantar la voz contra toda barbarie: yo estoy chillando, desde el primer momento, que esto es una indecencia que levanta las bajas pasiones de un pueblo que está reivindicando con la “operación Jerónimo”, simbólicamente, el exterminio del pueblo indio. No han avanzado nada en ética, aunque sean unos bárbaros de la ciencia y la tecnología. El Far West no está tan lejos. Y la ley del talión y los linchamientos, tampoco. Carlos Carnicero

Anónimo dijo...

Pena de muerte: NO
Matar a la persona que maquinó el asesinato de miles de personas:SI

La ejecución del asesino más sanguinario de la historia no es tal ejecución, no es pena de muerte, es justicia con mayúsculas.

Los intereses políticos "me la pelan" directamente, y las consecuencias no me importan, si el día después del brutal atentado en NY o en el metro de Madrid cogen al asesino y se lo cargan que... todo el mundo de acuerdo, pero claro, lo han cogido como lo han cogido y seguramente pudieron cargárselo antes pero esperaron para poder utilizar la venganza como medio político de obtener votos, quizá sea la única pega, pero ese asesino ha matado miles de personas y ha alterado el orden mundial, ojo por ojo, diente por diente, lo que pasa que habría que matarlo miles de veces.

Isabel Aguera Espejo-Saavedra dijo...

Lo siento amigo: al que hierro mata, según nuestra constitución y según el Evangelio, si eres creyente, "a hierro no muere sino a justicia"