domingo, 20 de marzo de 2011

El río de Andalucía

Antonio Manuel | Actualizado 20.03.2011 (El Día de Córdoba)
MIRANDA de Ebro. Aranda de Duero. San Feliú del Llobregat. Sanlúcar de
Guadiana. Puente Genil. Villanueva del Río Segura… Sólo un río pierde
el nombre cuando apellida el pueblo que atraviesa: Villa del Río,
Almodóvar del Río, Palma del Río, Lora del Río, Coria del Río…El
Guadalquivir. El Río con mayúsculas. El Río de Andalucía. Nos robaron
el nombre. Y ahora nos roban el río.

El Tribunal Constitucional no ha tomado una decisión jurídica sino
política. El año pasado denuncié que el estatuto andaluz no quedaría
indemne tras la sentencia el estatuto catalán. Hace dos años denuncié
que los políticos e intelectuales andaluces debían adherirse al
manifiesto que publicaron unánimemente los periódicos catalanes a
favor de su estatuto. Nos iba la vida en ello. Pero no lo hicieron los
partidos parlamentarios que toman sus decisiones en Madrid. Ni los
intelectuales que sólo opinan y escriben sobre la mercancía
informativa que venden los medios estatales. ¿Se atreverán a hacerlo
ahora a favor del Guadalquivir?

La afirmación del localismo y la negación de Andalucía deben tocar a
su fin. Si no tienes empleo acudes al SAE. Si estás enfermo, al SAS.
Si matriculas a tu hijo en el colegio, a la Consejería de Educación…
La mayoría de nuestra vida cotidiana está transida por las
competencias autonómicas. Más incluso que por las municipales. E
infinitamente más que por las estatales. Seguro que no toleraríamos
que el Estado dejara de pagar lo que debe a tu Ayuntamiento. Sin
embargo, no nos duele cuando la víctima es la invisible Andalucía. Nos
manifestamos por el Sáhara, Libia o Haití. Pero nos cruzamos de brazos
cuando nos pagan con suelo la mitad de la mitad de la deuda histórica,
nos hurtan el debate electoral o nos expropian el capital de nuestras
cajas. Los andaluces saben más de lo que ocurre en el País Vasco o
Cataluña de lo que pasa con sus propias competencias.

Fui crítico con la redacción del artículo 51 del estatuto y el tiempo
me ha dado la razón. Pero su espíritu es inderogable. Y lo que fue
aprobado por el Parlamento y refrendando por el pueblo andaluz no
puede conchavarse en los despachos entre dos presidentes ilegítimos:
el del Estado, elegido por un programa radicalmente distinto a lo que
hace; y el andaluz, que no fue elegido por el pueblo. Cualquier
solución debe pasar por la consulta y la opinión de todos los
andaluces. El principio administrativo de unidad de cuenca es
indiscutible. ¿Qué hacemos ahora con la Agencia Andaluza del Agua? El
Guadalquivir constituye la identidad líquida de Andalucía. La
restauración de la Confederación Hidrográfica supone una regresión al
modelo centralista ilógico: Madrid no puede decidir sobre el 97% de
nuestra cuenca. Sin perjuicio de la intervención decisoria de otras
comunidades en el 3% restante, la competencia debe ser transferida por
el Estado conforme al artículo 150.2 de la Constitución. Y no iniciar
los trámites legislativos inmediatamente equivale a la enésima
utilización de Andalucía como moneda de cambio. Nos robaron el nombre.
Nos roban el Río. Que nos roben la voluntad.

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